Votar íntegro requiere olvidar

2024-09-23T11:23:05.000-04:00

Como era de esperarse, los partidos tradicionales, los únicos que han gobernado el país por las pasadas seis décadas, están pidiendo que el electorado deposite toda su confianza en ellos a través del voto íntegro. Por un lado, el PNP alega que un gobierno productivo y funcional requiere que ellos tengan mayoría en Cámara, Senado y Gobernación. Por el otro, el PPD apela al miedo a que el PNP obtenga nuevamente el famoso “banquete total” y arguye que solo ellos pueden evitarlo. Que nadie se deje engañar, ambas son trampas y ninguno tiene razón.

El llamado al voto íntegro pretende distraer de dos realidades: 1) el PNP ha implementado la inmensa mayoría de las políticas públicas que nos tienen sumidos en una crisis energética, de vivienda y de salud y que han elevado el costo de vida en Puerto Rico y 2) el PPD ha fracasado inmensamente en ser una oposición efectiva cuando han estado en minoría y en revertir el daño de las políticas del PNP y echar el país hacia adelante cuando han estado en mayoría.

De nada vale que el PNP controle Cámara, Senado y Gobernación, si las políticas públicas que buscan implementar empeorarán nuestra calidad de vida. Acceder al pedido de un voto íntegro por el PNP requiere ignorar que fue el PNP quien vendió los CDTs y privatizó el sistema de salud de Puerto Rico en los años 90, eliminando centros de residencias para médicos, creando una presión inmensa sobre el Centro Médico y dejando el bienestar de pacientes a merced de las aseguradoras. Requiere ignorar que fue el PNP quien privatizó nuestras autopistas, abriendo paso a aumentos consistentes en los peajes. Requiere ignorar que fue el PNP quien, con la Ley 22, abrió la puerta para que inversionistas extranjeros especulen en nuestro mercado de vivienda, generando ganancias libres de impuestos, desplazando comunidades y limitando la oferta de vivienda en Puerto Rico. Requiere ignorar que es el PNP quien tiene dos secretarios de Educación convictos por corrupción a nivel federal, así como múltiples legisladores y alcaldes. Como si fuera poco, requiere ignorar que bajo una Legislatura y Gobernación PNP se aprobó la legislación que permitió la privatización del sistema eléctrico y la firma del contrato de Luma. Votar íntegro por el PNP implica votar en contra de nuestros propios intereses y consentir a que agraven aún más las condiciones de vida en Puerto Rico.  

De otra parte, el voto íntegro por el PPD requiere olvidar la culpa compartida que tiene en las decisiones gubernamentales que nos han traído hasta hoy. Requiere ignorar que el PPD lleva años alejándose de sus ideales históricos mientras se acerca y asimila cada día más al PNP. Requiere ignorar sus promesas incumplidas, como derogar el Código Electoral de 2020 y la Reforma Laboral de 2017, ambos productos de una legislatura PNP. Requiere olvidar que, a pesar de controlar ambas cámaras, fue incapaz de enviar a Fortaleza proyectos como la Reforma Universitaria, una prohibición a las terapias de conversión, medidas para regular los alquileres a corto plazo, para proteger nuestros recursos naturales y el ambiente y para hacerle frente a las aseguradoras y mostrar un compromiso verdadero con la justicia social. El PPD ha optado por negociar con el PNP y arrodillarse ante la Junta y ha preferido lanzar ataques superficiales y risibles a la Alianza, en vez de liderar con propuestas y debates serios. El PPD no es una opción de cambio y su récord evidencia por qué.

Lo que sí ha demostrado ser una opción de cambio es la Alianza entre el Movimiento Victoria Ciudadana y el PIP. Desde su concepción, representa algo inexistente en el PNP/PPD: un desprendimiento genuino para poner al país sobre cualquier interés partidista o personal. Aunque ambos partidos de la Alianza inevitablemente pierdan su franquicia electoral por, precisamente, no llamar al voto íntegro, habrán logrado en el camino unir a personas de diversos trasfondos para trabajar en equipo, con el fin de darle a Puerto Rico un gobierno digno, de propuestas y acción.

El llamado de la Alianza a votar, no por partidos, si no por las mejores candidaturas en cada papeleta se distingue entre la cacofonía de los partidos tradicionales que apuestan a que olvidemos su nefasto historial de gobernanza para prestarles, una vez más, un voto ciego de confianza a sus proyectos políticos fracasados. Este 5 de noviembre, nos toca elegir recordar.

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