Se nos seca el futuro por el mal manejo del agua

2024-10-24T13:10:42.000-04:00

Entre el descuido del gobierno y la inclemencia circular de nuestro ambiente, cada vez más comunidades enfrentan la escasez del agua como recurso. Este año transita de las sequías del fenómeno de El Niño a las lluvias de La Niña. Enfrenta nuestro país un reto en su relación con los recursos naturales. Los desafíos del clima tropical son muchos, por lo que manejar el recurso del agua requiere de comprender su relación vital con la protección del ambiente. Conviene observar que la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados de Puerto Rico (AAA) haga un uso efectivo de los $30 millones que recibirá en carácter de préstamo para, específicamente, atender problemas de infraestructura.

La desatención por parte de las agencias gubernamentales a la infraestructura que distribuye y almacena las aguas tratadas afecta más a los municipios rurales. El envejecimiento de las tuberías y el ineficiente manejo de un plan de reparaciones permite la fuga de casi un 65% del agua tratada que producen las plantas de tratamiento de la agencia. A inicios de este año, el alcalde interino de Mayagüez declaró un “Estado de emergencia” la situación deficiente de suministro de agua. El municipio de Morovis, que ha sufrido una crisis de suministro del agua de años, inició en junio una demanda contra la AAA. La alcaldesa cuestionó la moral de la agencia para aumentar la factura del agua nuevamente, facturas que con frecuencia exceden el consumo real de los abonados. 

La bienvenida a ciegas a contaminar nuestros recursos naturales también nos pasa factura a los abonados. En abril, el Colegio de Químicos de Puerto Rico (CQPR) revelaron hallazgos de metales pesados en el agua potable de Guayama y Salinas. Además, detectaron la presencia de contaminantes carcinógenos, asociados al depósito de cenizas tóxicas en áreas cercanas. Esto presenta un riesgo para la salud pública que amerita la acción de agencias como el Departamento de Recursos Naturales y el Gobierno central.

Pero, estas mismas agencias, junto a la policía como brazo opresor, facilitan y protegen planes de urbanización descontrolada, ignoran la destrucción de la zona del karzo, cuyos mogotes son filtros gigantes de agua. Defienden una política pública que privatiza nuestras tierras y costas y permite su deforestación. La erosión del suelo y la capacidad reducida de los ecosistemas para retener agua exacerban la sequía que sufrimos. Conviene que los ciudadanos nos eduquemos sobre el uso responsable del agua como individuos. Pero también, educarnos en cómo podemos fiscalizar las decisiones sobre nuestros recursos, que actualmente permiten derroche de agua actual, de nuestra urgente capacidad de mejorar nuestras reservas y la retención de las aguas tratadas.

La Junta de Control Fiscal, que ha exigido empobrecer los presupuestos de y el recurso humano a nivel central, impuso en el plan vigente un aumento tarifario anual de al menos 2%, lo cual afectará gradualmente a la población. La AAA desarrolló un plan de inversiones para atender, cuando el dinero llegue, 15 proyectos para mejorar plantas y sistemas en los municipios de Vega Alta, San Lorenzo, Ponce, Juncos, Corozal, Mayagüez, Aibonito, Vieques, Naguabo, Yabucoa, entre otros. La agencia desea optimizar el servicio, ofrecer un producto justificable ante el inminente aumento, pero ¿qué agencia atenderá los contaminantes, los deslindes y la deforestación de terrenos adyacentes a nuestros bosques?

La crisis del agua nos concierne a todos. Principalmente, pone en peligro el bienestar de las comunidades que sufren a diario la falta del recurso en sus hogares. También, a los productores agrícolas, que pueden perder cosechas en cualquier momento por una falla de agua o de luz que, en muchos casos dependientes de sistemas de irrigación, suponen lo mismo. Afecta la economía local y el turismo, en tanto afecta la capacidad de ofrecer servicios que requieren del agua o de contar con baños disponibles. Si las agencias a las que concierne atender la sequía, el derroche de las aguas y la conservación ambiental no actúan bien en estos años, ponemos en peligro mucho más que el vaso de agua fresca que esperamos poder tomar en nuestro hogar. 

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