La pobreza y la falta de acceso a la educación

2024-10-02T16:10:54.000-04:00

La educación es uno de los elementos más importantes en cualquier país de avanzada o con miras a mejorar su calidad de vida. Para que sus habitantes salgan adelante en el ámbito personal y aporten de manera significativa al desarrollo general del país, el gobierno debe invertir de manera robusta en sus instituciones educativas y en el acceso a ellas. 

En Puerto Rico, sin embargo, parece ocurrir lo contrario. Con la creciente desigualdad socioeconómica, el abandono del Departamento de Educación y la disminución de fondos para la Universidad de Puerto Rico, el acceso a la educación está cada vez en mayor riesgo. Por consecuencia, estamos entrando en un ciclo de pobreza y falta de educación del que puede ser muy difícil salir.

La pobreza infantil y sus efectos en la educación

Actualmente, en Puerto Rico más de la mitad de los niños viven bajo el nivel de pobreza. Esto tiene efectos graves en su educación y desarrollo. La falta de recursos, la mala alimentación, el estrés que viven en sus casas y el poco acceso a recursos adicionales o actividades extracurriculares impide que aprovechen al máximo su educación.

Según datos del Instituto del Desarrollo de la Juventud (IDJ), los estudiantes bajo nivel de pobreza pueden ser hasta un 20% menos proficientes en las materias escolares comparados a sus compañeros. También son quienes más se ausentan al salón de clases.

También influye que muchas de las escuelas cerradas en los últimos años han sido en zonas de mayor pobreza, donde hay menor concentración poblacional. Esto deja en desventaja a poblaciones importantes del país, especialmente en las zonas montañosas. Aquí se demuestra la importancia de descentralizar el sistema educativo y atender las diferentes regiones de manera autónoma y acorde a las necesidades de su gente y su localización.

Cabe destacar que estas consecuencias no solo se reflejan en el desempeño académico, sino que influyen a largo plazo, limitando el acceso a la universidad y a trabajos de mayor paga que permitirían salir de la pobreza e impactarían en gran manera al desarrollo económico nacional.

Por esto, en su plan de gobierno, el Movimiento Victoria Ciudadana se compromete a luchar contra la desigualdad económica, erradicar la pobreza infantil y también proveer los recursos necesarios para que las escuelas ofrezcan igualdad de servicios y condiciones a todas las poblaciones en Puerto Rico. 

La Universidad de Puerto Rico como plataforma de movilidad social

Cuando la pobreza afecta el desarrollo académico, social y personal de los niños, también disminuye su acceso a una educación universitaria. Y no solo eso, sino que aquellos que logran graduarse y ser admitidos a una universidad siguen encontrando obstáculos en el camino. 

Los mismos problemas que afectan a los niños pobres en las escuelas, los afectan de jóvenes en la universidad: la falta de transportación, la necesidad de trabajar y no poder dedicarse enteramente a los estudios, responsabilidades adicionales en la casa y demás. Encima, la Universidad de Puerto Rico, antes una opción para jóvenes de clase trabajadora, sigue aumentando sus precios, obligando a estudiantes a trabajar o abandonar sus estudios; y disminuyendo fondos, reduciendo las oportunidades de estudio y trabajo dentro de los recintos.

Si la universidad continúa convirtiéndose en un privilegio, cada vez menos ciudadanos podrán salir del ciclo de pobreza en el que nacieron. La Universidad de Puerto Rico es la mayor y más accesible plataforma para que los puertorriqueños se eduquen y consigan trabajos de mayor paga y de mayor beneficio para el país, desde el empresarismo hasta la tecnología y la medicina. Sin estas oportunidades, la pobreza seguirá en aumento y, poco a poco, irá consumiendo a Puerto Rico.

La UPR como inversión de país

El capital humano es clave para el desarrollo económico de Puerto Rico, no solo para cada estudiante como individuo. La prioridad debería ser invertir en la universidad pública, no reducir los fondos y el personal.

Más allá de proveer desarrollo profesional a los estudiantes, la UPR es un motor económico de diferentes maneras. En sus laboratorios, hay una gran producción de labor científica que aporta a diferentes industrias, incluyendo la medicina, la agricultura, la energía renovable, el diseño y la arquitectura, la educación y diferentes áreas de la manufactura, entre muchos más. Todos estos diseños, descubrimientos e ideas aportan a un mejor funcionamiento de los sistemas del país y a un aumento en ingresos mediante exportación de productos y servicios.

La UPR también es un centro económico en todo lugar que habita. La población estudiantil y los empleados docentes y no docentes componen una gran parte de la vida económica de sectores universitarios, siendo los más claros ejemplos Mayagüez y Río Piedras, aunque no limitados a estos. La baja drástica de matrícula afecta a muchos comerciantes, disminuye la competencia saludable y el ofrecimiento de servicios tanto dentro como alrededor de los diferentes recintos. 

Se nos ha convencido de que ahorrar es el paso correcto para corregir la dirección del país, y que la educación accesible o gratuita es un despilfarro de dinero. Sin embargo, la realidad es todo lo contrario, y quitarle fondos a la UPR y aumentar los obstáculos para estudiar en el sistema dejará a Puerto Rico en mucho peor estado del que está. 

La fuga de talentos debido a la pobreza y la mala educación

La situación económica del país ha resultado (y sigue resultando) en niveles históricos de migración. Como antes dicho, el capital humano es un pilar importantísimo del desarrollo de Puerto Rico, y la pérdida de mano de obra y profesionales de todo tipo, tiene consecuencias que abarcan todos los sectores del país.

Con el sistema de educación roto y una universidad cuyas facilidades están en deterioro y las oportunidades de investigación, internados y trabajo cada vez son menores, muchas familias optan por salir del país para el beneficio de sus hijos o de su propio desarrollo. A nivel sistémico, esto es parte de un ciclo en el que reduce la matrícula, reduciendo así los ingresos de la universidad, la demanda de cursos, el personal para atender facilidades y laboratorios y, finalmente, una falta enorme de profesionales, principalmente en el campo de la salud.

Si no se toman medidas para eliminar la pobreza y lograr que la UPR sea la herramienta que debe ser, el país se seguirá vaciando y la calidad de vida de todo el mundo seguirá bajando.

Soluciones a la pobreza infantil y el acceso a la educación

Contrario a lo que se piensa, hay propuestas para corregir este rumbo, remediar la pobreza infantil y retomar la Universidad de Puerto Rico como el motor económico, intelectual y cultural que representa.

Una de las ideas más importantes es la descentralización del Departamento de Educación, apoyada e impulsada por el secretario del Departamento de Educación Federal, Miguel Cardona. La descentralización propone un uso más eficiente de los fondos asignados al departamento mediante la autonomía regional. También presenta una manera de eliminar la política partidista. Por ejemplo, se escogerían secretarios de educación a nivel regional, evaluados por comités de la comunidad en lugar de asignados arbitrariamente por los políticos incumbentes.

Ya existen propuestas para la reducción de la pobreza infantil, como la presentada por el Instituto del Desarrollo de la Juventud. Según el estudio, la pobreza infantil le cuesta a Puerto Rico sobre $4,000 millones de dólares anuales entre ayudas gubernamentales, costos del alza en criminalidad a causa de la pobreza, la baja productividad y otros factores. La Dra. María E. Enchautegui, directora de investigación del IDJ, explica que con las políticas públicas recomendadas, se puede reducir la pobreza infantil hasta un 9% por la mitad del dinero que se pierde debido a la pobreza misma. 

Asimismo, urge adoptar una reforma de la UPR diseñada por la comunidad universitaria y con miras a mayor participación del sistema universitario en el desarrollo del país. El MVC se compromete a proteger la UPR, reducir sus costos de matrícula, revisar las políticas de entrada, utilizar los recursos y programas no solo para mejorar la preparación académica, sino para mejorar sectores como la agricultura, la prensa, la vivienda, la cultura y mucho más mediante alianzas entre departamentos y programas de la universidad y diferentes agencias gubernamentales y sectores industriales. 

La educación es el pilar de la sociedad, uno de los sectores donde más se debe invertir en los peores momentos de un país, no una alcancía para romper en medio de la crisis. 

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